M I T O M A N Í A S
Salve a ti la Impenitente con tu espada e proa
Odisseas Elytys, Dignum est
DE LEVANTE
Zarpamos,
nos hicimos a la mar.
Me cansé de esperar a Odiseo
y Antinoo siguió su paso.
No de vivir tejiendo
ni confiada en el azar.
Dejaré que tu mástil navegue
rumbo a mi playa.
INVOCACIÓN DE ARIADNA
Eco en el silencio
prolongado por los siglos,
repercutes al final del laberinto.
Brote luminoso de tu boca,
te percibo como un hecho
porque existes,
porque sostenemos nuestro hilo.
Si no logra sucumbir el minotauro,
si murieras,
conmigo quedará tu voz,
la tesitura.
Pero ileso
no me ofrendes a la gula de Dionisos,
llévame a surcar el mar de lo que no termina.
CLITIA
Salvo del naufragio mi locura,
delirio de alientos y caricias.
Deseo contenido entre los pétalos,
transformada en girasol te miro.
Busco tu luz, cambio el trayecto,
los rayos se deslizan y penetran.
No derroches la virtud en el espacio,
cúbreme antes de apagar tu fuego.
NARCISA
Amo mi rostro como tú lo amas.
En ti veo el reflejo cristalino de mi sombra.
Siento mi hermosura, creo en ella.
Al verme como tú me ves
la imagen retorna placentera.
En tus ojos me descubro,
veo que soy la misma, pero amo.
En tu pecho me convierto en algo
más profundo que un suspiro
y llego hasta tu mente
como realidad imaginaria.
No son tus ojos los aros dibujados
en el velo del azogue que contemplo.
Busco el objeto de mi visión.
Quiero tocarlo, no puedo.
Ahora vivo enamorada de mí misma,
ciega de horizontes y quimeras,
imagen que tiembla en el arroyo
si vierto mi nostalgia gota a gota.
AL BAUTISTA
…y yo te daré la corona de la vida:
bañaré tus pies,
ungiré tus sienes,
velaré tus desvelos.
Pondré en tus labios un racimo de besos
para tomar el mosto de tu boca.
No he de permitir
que cercenen tu cabeza,
que el rocío de tu frente
no se deposite en mis párpados.
Nómbrame,
lava mi pena,
bebe mis palabras,
emancipa el amor guardado en una era.
SUEÑO DE PERSÉFONE
A la mujer-luna, cuya luz sí es de ella
¿Quién dijo que mayo era mes de los idilios?
Tal vez se refería, ignorando,
al idilio entre ser y dejar de ser.
Nos veo, Madre, en un paraje de sueños:
juntas, confinadas, de tránsito al destino.
Me siento en una casa distinta de la nuestra,
no el sitio acorazado que instiga al destierro.
Te pienso en estas noches en morada distante,
el mar junto a nosotras por único vigía.
La otra noche vislumbré, en medio del exilio
y al margen de la trama, un mar inesperado:
el límite del Hades y la tierra prometida,
su oleaje coronaba la tersura lapislázuli.
Era un mar, quizá de utilería, pero tan real
como el sol inmarcesible que tragaba sombras.
Horizontes lúcidos, presagios, vientos en popa,
pero dicen que estás herida de muerte y de vida.
No caigas como fronda derribada,
porque harían leña para encender mi hoguera.
Quiero verte abdicar el trono de la muerte,
desafiar al escalpelo, brindar tu carne
mil veces escindida restaurando llagas.
Al verte en pie sabré que Lázaro se levantó,
que de tu pecho herido no se fugará la vida.
Entonces partiremos juntas al renacimiento,
con el solsticio prodigioso del verano.
Hablo del mar, continuará/…